El pasado fin de semana del 26-27 tuvimos la oportunidad de vivir un reencuentro muy esperado. Hace mucho tiempo, aunque no sé a donde ha ido a parar, compartí piso con unos muchachos muy simpáticos. Eusebio, Rubén y Sebas eran los integrantes de un cuarteto que, obviamente, cerraba yo. Fue un año lleno de buenos momentos, de los malos no quiero acordarme. Aprendimos mucho unos de los otros y por supuesto disfrutamos mucho con aquel personaje que se coló en nuestras vidas por casualidad. Recuerdo perfectamente los días de septiembre cuando por primera vez lo conocimos. Hablando un español justito, pero con una mirada abierta y despierta. Supimos enseguida que ese tío iba a ser un gran compañero. Pero jamás imaginamos que llegaría a ser un amigo tan grande. En los dos siguientes meses aprendió todo lo suficiente para ser uno más. Le gustaba mucho el jamón, la cerveza y se aprendió el poronponpero, así que, desde entonces dejo de ser el alemán, para ser Richard. La verdad es que nos conquistó a todos y a todas con su amabilidad, su generosidad y su buen humor. Con el paso del tiempo pude descubrir que además, es un excelente anfitrión, una persona muy atenta y cooperante. Al final resulta que lo admiró por su responsabilidad y su afán de superación y perfeccionamiento, que más de un disgusto le ha causado.
Llevaba mucho tiempo sin poder verlo. Casi dos años. Pero a pesar del distanciamiento, temporal y espacial, me ha vuelto a mostrar su mejor perfil. Buenos consejos y mucho ánimo. Lo disfrute mucho.
Pero sé que el recuentro no fue completo. Faltaba la mitad del cuarteto. Para ellos y para muchos otros amigos que seguro que quieren saber si sigue igual de guapo, he colgado unas fotos en mi álbum web. Basta pinchar en la foto de más abajo.
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