jueves, marzo 01, 2007

El día de ANDALUCÍA




Cuando pienso en que celebro yo el día de Andalucía, la verdad es que exceptuando un día festivo, no hay mucho mas que cualquier domingo. Supongo que para la gente que lucho por tenerlo, incluso para la gente que no lo ha vivido desde que nació- no como yo- la verdad es que significará más que para mi. Aún así puedo decir que me siento orgulloso de ser andaluz.

Casi todo lo que hay por aquí me gusta mucho. Lo tópico- la música, la comida, el clima, la gente, ...- y lo que es menos tópico- como nos hemos quitado el complejo de ser una región deprimida, el estado de bienestar que se vive respecto a otras regiones mas ricas e industrializadas pero menos felices, la conciencia de que estamos en una tierra rica en recursos, paisajes, y en capacidades, ...-. Si. Todo eso me gusta y me hace sentirme orgulloso.


Ahora vamos a lo que no. Por ejemplo, que menos del 50% de los andaluces sean capaces de ir a votar a algo tan importante como su estatuto. Y lo que es peor: Que los políticos no se inculpen por su incapacidad de interesar a la gente, y pongan como excusa que hacía muy buen tiempo. O que después de un refrescante, interesante y ameno- leído sin papel alguno delante- discurso del nuevo hijo predilecto de Andalucía, José Saramago, se pegue una chachara el doble de larga y 10 veces mas aburrida el presidente de la Junta de Andalucía. Hablando de miles de temas como la seguridad, el progreso, el avance en la tecnología, emigración, y hasta del cambio climático, sin decir transmitir nada, solo bla, bla, bla... O que una de las medallas de oro de Andalucía sea para un club de fútbol que 10 horas después manche la imagen de los andaluces en general, y de los sevillanos en particular, con un botellazo a un entrenador. Todo porque uno no quiso ponerse debajo de un busto... Lamentable...(Otro día comentaré quienes son los responsables para mi).

Así que cuando me niego a creer la noción prefijada que tienen muchos- incluido mi padre -de que los andaluces somos un poco jetas, que nos gusta mucho la fiesta y muy poco trabajar y que necesitamos a alguien que este por encima de nosotros vigilandonos, bien sea el señorito a caballo de hace 100 años, el empresario catalán de los 60's, o el tutelado de las instituciones publicas de las dos ultimas décadas, y acto seguido observo que ocurre alrededor en mi tierra... me lo replanteo. Pero tranquilos, que se me pasa pronto y vuelvo a ser un optimista informado- como dice Saramago- en lugar de un vergonzoso.